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Seguramente has oído hablar de la dieta mediterránea, pero quizá te preguntes: ¿qué tiene de especial para tantos profesionales de la salud la recomienden tanto?
Lejos de ser una moda pasajera, se trata de un patrón de alimentación tradicional que ha sido objeto de numerosos estudios científicos durante décadas, y en los que se ha observado una posible relación con beneficios en la salud cardiovascular y el bienestar general.
Además, no se basa en restricciones estrictas ni en contar calorías, sino en priorizar alimentos frescos, de temporada y fáciles de encontrar, que forman parte de la cultura culinaria de muchos países.
En este artículo te contamos qué es la dieta mediterránea y qué aspectos de salud se han asociado a este estilo de alimentación en la literatura científica.
La dieta mediterránea se ha descrito como el estilo de alimentación tradicional de diversos países que rodean el Mar Mediterráneo, como España, Italia o Grecia. Su interés no reside únicamente en los alimentos que la componen, sino también en el estilo de vida que la acompaña.
Entre sus principales características, destacan:
Diversas investigaciones científicas han asociado la dieta mediterránea con posibles beneficios en la salud cardiovascular, la prevención de ciertas enfermedades metabólicas y una mejor calidad de vida. Sin embargo, es importante recordar que no existen dietas “milagrosas”: la dieta mediterránea se considera un modelo saludable dentro de un estilo de vida global que incluye ejercicio físico, descanso adecuado y hábitos sostenibles en el tiempo.(1)
La dieta mediterránea se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. Esto se debe, en parte, a su riqueza en grasas monoinsaturadas (principalmente procedentes del aceite de oliva virgen extra), así como al consumo habitual de frutas, verduras y pescado.(2)
Se ha observado que la dieta mediterránea contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y triglicéridos, al mismo tiempo que favorece el aumento del colesterol HDL (colesterol bueno), ayudando así a mantener una mejor salud arterial. Alimentos como el aceite de oliva, la alcachofa y los cereales integrales ayudan a mantener a raya el colesterol malo.(3)
Gracias a su aporte de potasio (frutas, verduras y legumbres) y compuestos antioxidantes como los polifenoles (presentes en el aceite de oliva, la uva o el olivo), se asocia con reducciones en la presión arterial sistólica y diastólica, lo que puede disminuir el riesgo de hipertensión.(3)
Frente a la alimentación rica en azúcares añadidos y productos ultraprocesados, la dieta mediterránea destaca por su contenido en antioxidantes en vegetales y frutos secos. Estos nutrientes se han relacionado con la reducción de marcadores inflamatorios en el cuerpo.(4)
La fibra de los cereales integrales, frutas y verduras, junto con determinados compuestos bioactivos de origen vegetal, pueden mejorar la sensibilidad a la insulina y también ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, reduciendo la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2.(3,4)
El consumo habitual de alimentos fermentados (como el yogur) y ricos en fibra favorece la presencia de bacterias intestinales beneficiosas, productoras de ácidos grasos de cadena corta. Este efecto se ha relacionado con una mejor salud metabólica e inmunológica.(5)
No es casualidad. En poblaciones donde se mantiene de forma tradicional la dieta mediterránea, se ha observado una mayor esperanza de vida y una menor incidencia de enfermedades crónicas. También se ha asociado con un menor deterioro cognitivo y una mejor calidad de vida en edades avanzadas.(6)
Además de mantener una alimentación equilibrada, practicar deporte de manera regular y cuidar hábitos como el descanso o la gestión del estrés, algunas personas optan por incorporar complementos alimenticios de origen vegetal.
Estos productos pueden contener nutrientes y compuestos bioactivos que han sido objeto de investigación científica en relación con el metabolismo de los lípidos, la protección celular y el mantenimiento de parámetros de salud.
Un ejemplo es Tecnigen Lipidcol Plus, que combina ingredientes relacionados con el cuidado del sistema cardiovascular:
Todo ello hace de Lipidcol Plus un complemento pensado para quienes desean cuidar su sistema cardiovascular como parte de un estilo de vida saludable, siempre dentro de una dieta equilibrada y siguiendo las recomendaciones de profesionales sanitarios.
La dieta mediterránea no es una moda pasajera: es un estilo de vida respaldado por décadas de estudios científicos.
Adoptarla supone favorecer la salud cardiovascular y el bienestar general, siempre en el contexto de un estilo de vida que combine ejercicio, descanso adecuado y hábitos sostenibles en el tiempo.

Vanessa Redondo
Doctora en Química Orgánica, licenciada en Química y especializada en Química Médica. Medical writer en la agencia de comunicación integral especializada en salud Buenosaires.