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BIENESTAR

CAMBIOS DE ESTACIóN Y SALUD

El otoño e invierno son estaciones en las que el clima cambia drásticamente en muchas partes del mundo. A medida que las temperaturas bajan y los días se vuelven más cortos, nuestro cuerpo se enfrenta a una serie de desafíos para adaptarse a estos cambios. Uno de los desafíos más comunes en esta época del año es la aparición de resfriados, virus estacionales y el incremento de casos del ya conocido SARS-CoV-2, que ha impactado la salud global. En este artículo, exploraremos cómo tu cuerpo se adapta a los cambios de estación y cómo enfrentar los resfriados y virus estacionales que acechan durante ese periodo.

¿Cómo regulamos la temperatura corporal?

Uno de los cambios más notables que experimentamos en otoño e invierno es la disminución de las temperaturas. El cuerpo humano intercambia constantemente calor con el medio ambiente. Para mantenernos calientes, nuestro cuerpo ajusta su temperatura interna mediante la contracción de los vasos sanguíneos en la piel y el aumento de la producción de calor. Esto puede hacer que te sientas más frío, pero es una respuesta adaptativa que ayuda a conservar la energía y mantener una temperatura corporal estable (1).

El sistema inmunológico también desempeña un papel crucial en la regulación de la temperatura corporal. Cuando estamos expuestos a condiciones frías, como en otoño e invierno, nuestro sistema inmunológico se activa para protegernos de posibles infecciones. Esta activación del sistema inmunológico puede generar un aumento en la producción de citoquinas, que son moléculas señalizadoras involucradas en la respuesta inflamatoria (2). La inflamación, a su vez, puede elevar la temperatura corporal, lo que a menudo experimentamos como fiebre. La fiebre es una respuesta adaptativa del sistema inmunológico que ayuda a combatir las infecciones al crear un ambiente menos favorable para los patógenos. Ambos sistemas, el sistema de regulación de la temperatura y el sistema inmunológico, trabajan juntos para mantener un ambiente interno óptimo para el funcionamiento del cuerpo humano (3).

La exposición a temperaturas más frías puede afectar a nuestro sistema inmunológico. La evidencia muestra que el frío puede debilitar temporalmente las defensas naturales de nuestro cuerpo, haciéndonos más susceptibles a las infecciones. Durante los meses más fríos, es común que las personas pasen más tiempo en espacios interiores, donde la ventilación es limitada y la densidad de población suele ser mayor en comparación con el exterior. Además, el aire frío y seco de la temporada invernal puede facilitar la suspensión de partículas virales en el ambiente durante períodos más prolongados. Por lo tanto, es esencial tomar medidas para abrigarse adecuadamente y mantener una buena higiene personal durante los meses fríos para prevenir enfermedades y proteger nuestra salud (4).

Resfriados

Los resfriados son muy comunes en otoño e invierno. Considerado como una de las enfermedades más comunes en todo el mundo, su origen se encuentra en una amplia gama de virus respiratorios. Es caracterizado por síntomas como dolor de garganta, secreción nasal, congestión nasal, tos y estornudos. Además de estos malestares locales, el resfriado también puede dar lugar a fiebre, dolores musculares y malestar general (5).

Gripe estacional

La gripe estacional es una infección viral aguda que afecta a personas de todas las edades, con una incidencia anual del 5-10% en adultos y del 20-30% en niños. Los síntomas incluyen fiebre alta, dolores musculares, fatiga extrema y tos intensa. La vacunación anual contra la gripe es una medida efectiva para prevenir esta enfermedad y sus complicaciones, especialmente en poblaciones de alto riesgo.

Existen tres tipos de virus de la gripe estacional: A, B y C, siendo A y B los más comunes. Actualmente, A(H1N1) y A(H3N2) y la gripe B causan brotes y epidemias estacionales, aunque las pandemias previas han sido causadas solo por virus A. Tanto la gripe A como la B pueden tener síntomas similares y complicaciones médicas en niños y adultos que requieren atención médica (6).

Coronavirus

En los últimos años, hemos presenciado la propagación de virus respiratorios, como el COVID-19, que pueden afectar de manera significativa la salud pública. Estos virus también tienden a ser más activos en otoño e invierno debido a las condiciones climáticas y a la mayor interacción en interiores.

Se caracteriza por una amplia variedad de síntomas que van desde leves, como fiebre, tos seca y fatiga, hasta graves, como dificultad respiratoria, neumonía e incluso la muerte. La principal vía de transmisión es a través de las gotas respiratorias, lo que ha llevado a la implementación de medidas como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y una higiene rigurosa de las manos para frenar la propagación del virus (7).

Conclusión

El otoño e invierno traen consigo cambios en la temperatura y la actividad de los virus estacionales. Nuestro cuerpo se adapta a estos cambios de estación ajustando la temperatura interna y la respuesta inmunológica. Sin embargo, es esencial tomar precauciones para prevenir resfriados y virus estacionales, como la gripe, a través de medidas como la vacunación, el lavado de manos y el distanciamiento social.

 

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Bibliografía

  1. Cramer et al. Physiol Rev. 2022;102(4):1907–1989.
  2. Schiller et al. Nat Rev Immunol. 2021;21:20-36.
  3. Ono et al. Inflamm Regener. 2020;40(2).
  4. Macioroski et al. Biosaf Health. 2021;3(5):235–237.
  5. Eccles. Front Allergy. 2023;4:1224988.
  6. Pérez-Rubio et al. Medicina Clínica. 2019;153(1):16-27.
  7. Hu et al. Nat Rev Microbiol. 2021;19(3):141–154.

Vanessa Redondo

Doctora en Química Orgánica, licenciada en Química y especializada en Química Médica. Medical writer en la agencia de comunicación integral especializada en salud, Buenosaires.