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El colágeno es la proteína más importante que produce el cuerpo humano. Compuesto principalmente por los aminoácidos de glicina (33%), prolina e hidroxiprolina (22%) en una hélice triple formada por tres cadenas α (alfa) que se sostiene mediante enlaces de hidrógeno intramoleculares entre glicinas adyacentes. Se encuentra en los tejidos conectivos del cuerpo, como la piel, los tendones, los ligamentos y los huesos.
El colágeno desempeña un papel fundamental al proporcionar soporte mecánico. Sin embargo, a medida que envejecemos, las fibras de colágeno se fragmentan y disminuyen en cantidad, lo que provoca diversos cambios en la dermis. Estos cambios incluyen la reducción de volumen, la pérdida de elasticidad y el aumento en la aparición de arrugas (1).
Existen cerca de 28 tipos de colágeno identificadas, pero el de tipo I es el más común en la piel, huesos, dientes, tendones, ligamentos, ligaduras vasculares y órganos. Por otro lado, el tipo II está presente en los cartílagos; el tipo III, la piel, los músculos y los vasos sanguíneos; el tipo IV en las capas secretadas por el epitelio de la membrana basal y la lámina basal; y el tipo V es uno de los principales componentes de las superficies celulares y la placenta (1).
El colágeno fibrilar, o de tipo I, presente en gran cantidad en los vertebrados, juega un papel clave en la estructura al aportar a la arquitectura molecular, forma y propiedades mecánicas de los tejidos. Por ejemplo, otorga resistencia a la tracción en la piel y en los ligamentos (1).
El colágeno hidrolizado no se clasifica en un tipo específico de colágeno, sino que es una forma procesada de colágeno. Se obtiene mediante un proceso de hidrólisis enzimática o mediante calor, en el cual las moléculas de colágeno se descomponen en fragmentos más pequeños llamados péptidos de colágeno (2).
El colágeno hidrolizado actúa de dos formas diferentes en la dermis; primero, los aminoácidos libres proporcionan elementos básicos para la formación de fibras de colágeno y elastina (proteína que proporciona elasticidad a tejidos). En segundo lugar, los péptidos de colágeno actúan como ligandos, uniéndose a los receptores en la membrana de los fibroblastos (células que proporcionan soporte estructural y conecta diferentes partes del cuerpo) y estimulando la producción de nuevo colágeno, elastina y ácido hialurónico (polisacárido abundante en el líquido sinovial de las articulaciones y la piel) (1).
En los últimos años, la suplementación oral con colágeno ha ganado popularidad, convirtiéndose en un producto cada vez más solicitado por los consumidores en su búsqueda de combatir los signos del envejecimiento al penetrar en las capas más profundas de la piel, aumentando la elasticidad y la firmeza y promover la salud de las articulaciones y los músculos (4,5).
Estudios recientes han respaldado esta tendencia, demostrando que la ingesta de colágeno puede mejorar la elasticidad de la piel, disminuir la profundidad de las arrugas y aumentar la hidratación cutánea. Además, se ha observado que ayuda a mantener la integridad estructural de las articulaciones y músculos, aliviando las molestias y la rigidez asociados con el desgaste articular y ayudando a incrementar la masa muscular, potenciar la fuerza y facilitar la recuperación post ejercicio (4,5).
El colágeno es una proteína fundamental en el cuerpo humano ya que desempeña un papel importante en la estructura y función de la piel, articulaciones y músculos. Tanto el colágeno fibrilar como el hidrolizado ofrecen beneficios para nuestra salud, desde proporcionar soporte mecánico hasta estimular la producción de nuevas fibras de colágeno y elastina.
La suplementación con colágeno, avalada por investigaciones científicas recientes, ofrece una estrategia prometedora para combatir el envejecimiento de la piel y promover la vitalidad articular y muscular, entre otras ventajas.
Y tú, ¿ya lo tienes claro? ¿Con cuál te quedas?
¿Sientes que el ritmo de la vida actual te sobrepasa?
El despertar temprano, las largas jornadas laborales y las responsabilidades del hogar y familiares pueden conducir a un estado de fatiga constante. La dificultad para concentrarse es un síntoma común en nuestra sociedad acelerada. En esta guía, te ofrecemos estrategias para restablecer el equilibrio y fomentar tu bienestar.
Desde el confinamiento, el 80% de los españoles ha sentido fatiga. La fatiga puede manifestarse de diversas maneras, desde sensaciones de somnolencia y cansancio hasta dificultades para concentrarse o recordar detalles, así como irritabilidad y falta de motivación. Sus efectos pueden ser devastadores, afectando la toma de decisiones, la productividad y la seguridad tanto en el trabajo como en la vida cotidiana.
Al reconocer los signos y síntomas de la fatiga, tanto a nivel individual como organizacional, y adoptar estrategias para mitigar sus efectos, podemos trabajar hacia entornos laborales más seguros y saludables para todos.
La fatiga representa un desafío para quienes enfrentan altas demandas laborales, ritmos circadianos alterados y presiones sociales, todo mientras lidian con la falta de sueño. La sociedad moderna ha creado un entorno idóneo para estar activo las 24 horas, con horarios laborales irregulares y cambios frecuentes de zona horaria, que contribuyen a este problema. Además, los escasos momentos de descanso, los largos desplazamientos y los entornos de sueño deficientes también influyen en la calidad del sueño.
Los efectos de la fatiga pueden ser graves, afectando la toma de decisiones, la productividad y la seguridad en el trabajo y en la vida diaria. Al reconocer los signos de fatiga y adoptar estrategias para mitigarla.
Imagen 1. Signos, síntomas y efectos de la fatiga.
Y como enfrentar la fatiga es un desafío común pero superable, te presentamos nueve consejos prácticos para combatir la fatiga en tu día a día. Recuerda que pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia.
Consejos para combatir la fatiga en el día a día:
Además de estos consejos, como ya hablamos en nuestro anterior blog Impulsa tu estado de ánimo: Los secretos del triptófano, el triptófano también juega un papel muy importante en la reducción de la fatiga y el cansancio, proporcionando así una posible mejora en nuestro bienestar físico y emocional. Esto es debido a que el triptófano, precursor de la serotonina, influye también en la regulación del sueño y de la energía.
Podemos incluir el triptófano en nuestra dieta a través de alimentos como carnes, lácteos, frutas y semillas o podemos recurrir a complementos alimenticios que contengan este aminoácido.
Bibliografía